
Foto tomada de: El Periódico de la Energía
Red Eléctrica ha anunciado una nueva medida que impactará directamente al sector de las energías renovables en España. Ante la persistencia de episodios de sobretensión en la red eléctrica, el operador del sistema reducirá la carga de generación eólica y fotovoltaica para estabilizar el suministro, lo que ha generado preocupación e incertidumbre entre los desarrolladores.
Según el comunicado enviado por Red Eléctrica el pasado 1 de octubre a los centros de control a través del CECRE (Centro de Control de Energías Renovables), la decisión busca “reducir las variaciones bruscas de tensión” en el sistema. Para lograrlo, se impondrá una limitación en las rampas de subida y bajada de la producción de energías renovables, de acuerdo con el artículo 5.9 de la Orden TED/749/2020.
Hasta hace un año, el tiempo máximo para pasar del 0% al 100% de producción era de dos minutos (120 segundos). Ahora, las instalaciones eólicas y fotovoltaicas de más de 5 MW conectadas desde 2018 deberán extender ese margen a 15 minutos. Esto implica una menor capacidad de respuesta y una pérdida directa de ingresos para las plantas afectadas.
Impacto en los ingresos y competitividad
- Las instalaciones tardarán trece minutos más en alcanzar su máxima producción, reduciendo su rentabilidad.
- Las plantas renovables perderán competitividad en los mercados de ajuste frente a tecnologías más flexibles como los ciclos combinados.
- El sector denuncia la falta de aviso previo y el posible impacto financiero para miles de instalaciones solares y eólicas.
- La medida podría agravar la ya delicada situación económica de los productores fotovoltaicos.
Diversas fuentes del mercado calificaron la decisión como una “salvajada técnica” aplicada sin planificación suficiente. La Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables) mantuvo reuniones con sus asociados para evaluar el impacto y buscar alternativas, aunque por el momento ha evitado declaraciones públicas.
Red Eléctrica, por su parte, asegura que no existen riesgos de sobretensión generalizada y que las medidas son preventivas para mejorar la estabilidad de la red. También indicó que las nuevas instalaciones que se conecten al sistema deberán cumplir con las mismas condiciones desde su puesta en marcha.
Con esta decisión, el operador del sistema busca ganar margen de maniobra en la gestión eléctrica, pero a costa de limitar la participación renovable en mercados de ajuste. El reto ahora será equilibrar seguridad eléctrica, rentabilidad y transición energética en un contexto de alta penetración de energías limpias y precios cada vez más volátiles.