
Foto tomada de: El Colombiano
El sector eléctrico colombiano enfrenta incertidumbre por las políticas gubernamentales y la entrada tardía de proyectos. Según Acolgen, las generadoras deberán invertir entre $10,9 y $13,3 billones anuales para garantizar energía en firme y cubrir el déficit actual del 1,6% frente a la demanda.
La presidenta de Acolgen, Natalia Gutiérrez, advirtió que estas inversiones son indispensables para asegurar el consumo, mantener un margen ante fenómenos climáticos como El Niño y preservar la confiabilidad del sistema eléctrico nacional.
Mientras tanto, el presidente Gustavo Petro ha cuestionado los márgenes de ganancia de las compañías, señalando que las tarifas de energía no reflejan los costos reales de producción, lo que ha tensado la relación con el sector.
Visión de las generadoras
Para los empresarios, el problema es estructural: falta de señales claras para atraer inversión y un rezago en la entrada de nuevos proyectos. Isagén advirtió que solo se ha materializado un 20% de la capacidad esperada en los últimos cinco años, y de mantenerse la tendencia, en 2026 no se podrá cubrir la demanda nacional.
A su vez, líderes como Celsia destacan la necesidad de estabilidad tributaria y reglas claras para competir por capital internacional. La compañía anunció planes para incorporar más de 1.000 MW en energía solar y eólica antes de 2027.
En 2024, las generadoras invirtieron más de $3,1 billones, de los cuales $2,1 billones se destinaron a energías renovables no convencionales y el resto a modernización, mantenimiento y estudios de preinversión. Sin embargo, este monto aún es insuficiente frente a las necesidades proyectadas.
De acuerdo con expertos, en los últimos 30 años el sector ha invertido más de $140 billones en proyectos de generación, asumiendo riesgos financieros, técnicos y sociales que han evitado mayores cargas al Presupuesto Nacional. No obstante, la falta de confianza por parte de inversionistas amenaza con frenar esta dinámica.
El panorama energético del país requiere decisiones urgentes: garantizar inversiones sostenidas, diversificar la matriz con renovables, mantener plantas térmicas operativas y atraer capital extranjero. Solo así Colombia podrá evitar un déficit energético crítico en los próximos años y avanzar hacia un suministro seguro y competitivo.