
Foto tomada de: La República
En la costa central del Perú, frente al Pacífico, se encuentra Melchorita, único terminal de gas natural licuado en esta región. Desde allí, decenas de buques han partido hacia Asia y Europa, demostrando que Sudamérica puede jugar un rol estratégico en el mercado energético global. Para Colombia, esta realidad plantea una paradoja: con abundantes recursos bajo tierra, el país aún convive con déficits fiscales y energéticos.
Colombia enfrenta dos relojes en cuenta regresiva: el fiscal y el energético. El primero proyecta un déficit cercano al 7% del PIB para 2025, un desafío que amenaza la confianza de inversionistas, el grado de inversión y la capacidad de financiar proyectos sociales y de infraestructura. El segundo, aún más preocupante, refleja la posibilidad de importar gas cuando el país debería estar exportando.
Superar estos desafíos requiere pragmatismo. Retomar la exploración y producción de hidrocarburos, negociar importaciones de gas transitorias, acelerar las inversiones en energías renovables no convencionales y apostar por innovaciones como el hidrógeno verde o los reactores modulares pequeños (SMR) son parte de la hoja de ruta.
Rutas para garantizar la seguridad energética
- Exploración y producción de petróleo y gas como puente de corto plazo.
- Acuerdos de importación temporal de gas, incluso desde Perú.
- Impulso acelerado a la energía solar y eólica.
- Desarrollo de hidrógeno verde y azul como motor de transición.
- Exploración de energía nuclear modular en alianza con socios internacionales.
En este panorama, Ecopetrol emerge como actor clave. Más allá de ser una petrolera, puede convertirse en un integrador energético regional. Sus fortalezas no solo radican en activos físicos, sino también en su experiencia técnica, prestigio internacional y capacidad de articular proyectos con comunidades, proveedores y aliados globales.
Con esta base, la compañía puede diversificar su portafolio: petróleo y gas para ingresos inmediatos, energías renovables para posicionar al país en la transición y tecnologías innovadoras como hidrógeno y nuclear modular para la confiabilidad a largo plazo.
La revolución de la inteligencia artificial amplifica los desafíos. Se proyecta que para 2035 la demanda energética global de la IA se multiplique por treinta. Colombia necesita garantizar un suministro eléctrico confiable y competitivo si quiere atraer centros de datos, inversiones tecnológicas y consolidarse como hub digital en América Latina.
Del déficit fiscal y energético puede surgir una oportunidad histórica. Con visión estratégica, Colombia puede pasar de la escasez al liderazgo energético regional, consolidando un modelo donde Ecopetrol, las renovables, el hidrógeno y la energía nuclear trabajen juntos para garantizar sostenibilidad, competitividad e inversión extranjera.