
Foto tomada de: La República
El pausado avance en la implementación de las Comunidades Energéticas (CE) en Colombia refleja una de las principales deudas en la política de Transición Energética Justa. A pesar del interés de más de 18.000 comunidades en generar, comercializar y usar eficientemente la energía, los proyectos enfrentan obstáculos jurídicos, financieros y técnicos que limitan su materialización.
Más que discursos de inclusión, se requiere una transformación profunda en la forma de planificar, financiar y ejecutar los proyectos de CE. Esto implica un acompañamiento continuo, financiamiento sostenible y la participación activa de gobiernos, empresas, ONG y comunidades locales, quienes deben ser protagonistas del proceso.
Aunque existen avances normativos, persisten barreras en trámites, licencias y estabilidad jurídica. Muchas comunidades rurales y aisladas carecen de acompañamiento institucional y financiamiento, lo que dificulta el desarrollo de proyectos renovables. En este contexto, la formación y el empoderamiento comunitario se vuelven esenciales.
Retos para las comunidades energéticas
- Eliminar barreras jurídicas y simplificar los trámites de licenciamiento.
- Garantizar acompañamiento institucional a comunidades rurales y aisladas.
- Asegurar financiamiento sostenible para proyectos comunitarios.
- Promover procesos de formación y empoderamiento en energías limpias.
- Fortalecer la infraestructura del Sistema Nacional Interconectado.
Iniciativas como la convocatoria de Comunidades Energéticas Innovadoras, impulsada por Minenergía, Ecopetrol y MinCiencias, con inversiones superiores a $11.000 millones, buscan avanzar en proyectos piloto. Sin embargo, expertos coinciden en que estos esfuerzos aún resultan insuficientes frente a la magnitud de la demanda nacional.
Para lograr una verdadera democratización de la energía, el país necesita un enfoque integrado que articule políticas públicas efectivas, inversión privada y protagonismo comunitario, con el fin de que las CE sean un motor de desarrollo social y sostenible.
La transición energética en Colombia no puede limitarse a discursos o iniciativas aisladas. Superar los retos de las comunidades energéticas es clave para garantizar el acceso equitativo a la energía, empoderar a los territorios y consolidar un modelo sostenible que responda a la crisis energética y climática del país.